La cantante estadounidense Madonna ha deslumbrado la noche de este miércoles en Barcelona con un despliegue impresionante de efectos especiales, coreografías, proyecciones y música a los más de 20.000 espectadores en el primero de los conciertos en el Palau Sant Jordi de la ciudad catalana, convertido por la artista en una catedral gótica.
La diva del pop se presentó con seis bailarines vestidos de monjes, quienes tocaron las campanas de la catedral ficticia ante una cruz gigantesca con los acordes de Girl Gone Wilde. La iconografía religiosa estuvo presente en toda la primera parte del concierto.
El público ha disfrutado del espectáculo de la reina del pop que habló poco pero cantó mucho. Entre lo poco que habló, dijo que "todos somos uno, da igual nuestra ideología o nuestra opción sexual".
La cantante repite este jueves en Barcelona The MDNA Tour que tendrá un recorrido por más de treinta países y que culminará el 2013.
