Ante el reciente y sorpresivo ataque de Estados Unidos a la base militar Shayrat de Siria, el Gobierno de Ecuador ha rechazado esa acción de fuerza y abogó por la búsqueda de una solución pacífica al conflicto en ese país.
“El Gobierno del Ecuador rechaza rotundamente cualquier medida agresiva unilateral que suponga la violación de la soberanía de un Estado y el desconocimiento de la legalidad internacional”, señala un comunicado de la Cancillería emitido en las últimas horas, al referirse al ataque estadounidense la semana pasada contra una base aérea siria donde habrían muerto al menos nueve personas, hecho que provocó el repudio internacional, aunque los aliados de Washington saludaron la intervención.
Además, reiteró su “firme compromiso” con el diálogo y el estricto apego a los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, en la búsqueda de dar término al sufrimiento que enfrenta la población siria desde hace seis años.
En cuanto al ataque perpetrado contra la población civil en la ciudad de Khan Shaykun, en la zona de Idlib, en el cual supuestamente se habrían utilizado armas químicas, “el Gobierno del Ecuador reitera su firme condena al uso de las mismas en cualquier situación, bajo cualquier circunstancia y por cualquier actor”.
El Gobierno ecuatoriano se pronunció por una investigación independiente para determinar la responsabilidad de estos actos. También hace un llamado a la contención a todas las partes involucradas en el conflicto, con el fin de evitar el agravamiento de la situación ya que podría acarrear consecuencias impredecibles para la paz y estabilidad mundial.
Por otro lado, este lunes se conoció que el Centro de Mando de Operaciones Conjuntas de los aliados de Siria ratificó el respaldo a este país y condena la agresión estadounidense, según una declaración divulgada hoy en Damasco.
"Responderemos adecuadamente cualquier agresión de Estados Unidos y aumentaremos nuestro apoyo al Ejército y al hermano pueblo sirio", indica el documento de ese mando que agrupa a fuerzas de Irán, Rusia, el movimiento de resistencia libanés Hezbolá y milicias iraquíes y palestinas.
